Muchas personas ignoran la importancia que tiene una correcta masticación de los alimentos. Si no se hace correctamente puede suponer, entre otros problemas, complicaciones en la digestión que incluso puede conllevar un aumento de peso. Hay que poner todos los medios a nuestro alcance para tener una buena masticación y mejorar el metabolismo.

¿Por qué es importante masticar bien?

El objetivo principal de la masticación es precisamente ese, conseguir una buena digestión, facilitarla a partir de la división de los alimentos en trozos más pequeños. Cuanto más pequeños son estos trozos que llegan al estómago, aliviamos a nuestro estómago y no tiene que hacer tanto esfuerzo para obtener los nutrientes y funcionar con normalidad.

Por otro lado, al dedicar tiempo a esa correcta masticación permitimos que la saliva haga sus funciones sobre los alimentos cuando están en la boca. Segrega una enzima llamada ptialina que es la responsable de descomponer los hidratos de carbono. Así evitamos que el aparato digestivo tenga que trabajar el doble y que incluso no sea capaz de separar bien los nutrientes beneficiosos de las toxinas.

Consecuencias

Problemas digestivos: Al no masticar bien lo alimentos se impide su descomposición y lubricación, pudiendo provocar pesadez, gases, estreñimientos, etc.

Metabolismo lento: El estómago debe hacer un sobre esfuerzo y por tanto son digestiones más lentas que retrasan el metabolismo y disminuyen el gasto calórico.

Aumento de peso: Consecuencia del anterior, el cuerpo no gasta lo suficiente y acumula desechos que le cuesta eliminar. También se reduce la sensación de saciedad al ingerir más rápidamente los alimentos.

Últimas estudios sobre el tema

Un reciente estudio de la Universidad de Manchester (Reino Unido) y publicado en la prestigiosa revista “Inmunity”, ha ido más allá en las consecuencias de no realizar una buena masticación. Concluyeron que este proceso estimula la producción de linfocitos T colaboradores Th17. Éstos desempeñan un papel clave para evitar infecciones fúngicas y bacterianas que se presentan en la cavidad bucodental. Nuestra boca es la barrera de entrada para diferentes patógenos dañinos (y bacterias beneficiosas), por lo que la masticación activa los sistemas de defensa (inmunológicos) para evitar que continúen avanzando por nuestro cuerpo y puedan hacer daño en la boca.